viernes, 23 de febrero de 2018

¿Sientes que te falta aire?



La respiración es vida, nos muestra la dinámica natural basada en el intercambio y la fluidez. Es tan importante la respiración como el aire. El aire, cada vez más contaminado, reclama cuidar la tierra y la vegetación para que pueda purificarse. Medidas que tenemos que tomar en los hábitos del capitalismo consumista, de la importancia de proteger los espacios naturales y de crear más espacios verdes en aquellos lugares que más lo necesitan, las ciudades. Tenemos que recuperar el color, ese verde esperanza que supera la envidia de una hierba mojada con un olor que nos penetra.

Pero volvamos a la respiración, reflexiona en cómo respiras. 
Posiblemente no sepas cómo es tu respiración, solo la sientes en el momento en que la has hecho consciente por un breve instante, para volver a un automatismo necesario. Ciertamente no se trata de mantener todo el rato la respiración consciente, pero eso no quiere decir que su práctica no sirva para nada. 

Si estás tres minutos íntegros respirando conscientemente observarás que hay un momento en que se vuelve  más profunda y penetrante. El cuerpo tiene momentos en que necesita esa amplitud, pero la mayoría del tiempo pasa desapercibido ese detalle; y ahora el tiempo se ha parado y te das cuenta, ¡es hermoso!

La respiración consciente no es control sobre la respiración, aunque sucede que cuando la haces consciente la modificas. El observador modifica lo observado, o lo llena de observaciones. Necesitamos una perspectiva más amplia y silenciar la mente mientras respiramos conscientemente por solo tres minutos. 

No solemos respirar bien, así que dedicar tres minutos equilibra las funciones corporales y mentales, y educa a la atención a prestar más atención para detectar los cambios respiratorios que se producen por situaciones de estrés y/o desequilibrio interior. Por ejemplo, identificar que cuando se esta nervioso se respira más rápido es hacer consciente la respiración. No tomar medidas cuando es necesario no tiene sentido, aunque ser consciente de la respiración sea un intento de acto pasivo por parte del observador. Seguramente la persona, si está nerviosa e identificada con sus pensamientos, en ese instante no pueda aplicar una respiración profunda y consciente si  previamente no la ha aprendido e integrado.

Es en este punto donde, además de ser consciente de respirar por un ratito, dedicas otro ratito a controlar la respiración haciendo más largos sus procesos, sin superar los limites de capacidad pulmonar. 

Los pensamientos pueden modificar nuestra respiración, el lloro tiene una respiración determinada, o el suspiro, o la risa… El tono y la frecuencia también son importantes. Si estás contento saboreas la vida y el aire que respiras, lo aprovechas y asimilas mejor; aunque estar contento no te asegura respirar bien o no tener problemas respiratorios producidos por enfermedades.

Así, respirar bien y conscientemente es bueno tal como esta expuesto, pero es necesaria una re-educación de nuestros hábitos respiratorios. No basta con que se le dedique tres minutos a la respiración profunda, también necesita de un trabajo sobre la musculatura que rodea todo el aparato respiratorio en el cuerpo. Toda esa zona que va más allá de lo inmediatamente directo a la respiración está bloqueada. Así pues, no se trata solo de hacer consciente de la respiración y de respirar profundamente, también hace falta un trabajo corporal que permita una apertura al aire, a lo nuevo, a la renovación que sobre todo necesitamos aplicar después de superar limites mentales o físicos; o antes como modo de prevención y/o disminución de los efectos de los estados mentales negativos sobre la respiración. 

También las enfermedades físicas modifican cómo pensamos y asimilamos la respiración. La energía que obtenemos de este acto respiratorio es una capa más sutil que podemos contemplar, y si lo queremos tener en cuenta, el prana y la luz también tendrán su lugar en la intensidad que puede alcanzar hacer consciente la respiración, la respiración profunda y cualquier proceso de sanación física o mental que podamos necesitar.

-¿Sientes que te falta aire? 
- ¡Pues respira!

Para concluir el tema solo queda por decir que mientras vives respiras, que aun a pesar de lo dicho no tienes que hacer nada para que eso suceda, se trata de apartar lo que obstaculiza su plenitud y superar la ansiedad y otros estados cuando sea necesario... de renovar el aire de tus pensamientos para limpiar tus emociones.




Imagen: https://www.flickr.com/photos/dani_vazquez/3612922977